"Era una tarde serena del tranquilo otoño. Las hojas, amarillas ya, se desprendían de los árboles e iban envueltas en la brisa tibia a restregarse contra la yerba del campo. El sol se embozaba en un cendal de nubes que se desflecaban y deshacían en jirones."
El Amor que asalta. Miguel de Unamuno
Crepusculo de pelicula, de veras
ResponderEliminarsaludos brujos
Muy interesante y logrado tu interés por asociar la palabra y la imágen en un mismo sentir. Al fin y al cabo, tan solo son perspectivas de una misma realidad: la humana.
ResponderEliminarGracias Suri por tu visita y alentador comentario. Seguiremos en la brecha.
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