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sábado, 6 de diciembre de 2008

Atardecer del 5 de diciembre de 2008 (Una de cementerios)











Aunque el tiempo de poca tregua yo sigo erre que erre. Y pensando, se me ocurrió que no estaría nada mal buscar el atardecer en un cementerio, metáfora del ocaso de la vida. Y allí que nos fuimos mi primo Josué y yo. La soledad era absoluta, no había ni un alma y, la verdad, creo que salieron algunas fotos aceptables. Sin embargo nuestra actividad se vio interrumpida por la visita de un Cerbero con placa y porra, que nos invitó a dejar de hacer fotografías a fin de preservar el anonimato de los que allí descansaban. Tras una charla,mas respetuosa que cordial, y con la recomendación de evitar fotografiar los nombres de los moradores, nos dejó continuar, cosa que hicimos hasta que anocheció y la paz que hasta ese momento habíamos disfrutado comenzó a tornarse en cierta inquietud. Al hilo de las fotos de hoy me gustaría dejaros un poema de D. Dámaso Alonso.


Insomnio


Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en
este nicho en que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar
los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso varias horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido, fluyendo
como la leche de la ubre caliente de una gran
vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios,
preguntándole por qué se pudre lentamente mi
alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en
esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente
en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra

podredumbre?

¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,

las tristes azucenas letales de tus noches?

Dámaso Alonso
Hijos de la ira

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